jueves, 10 de abril de 2014

Vestimenta

Vestimenta

Hoy el traje clásico de los mestizos varones en una camisa larga de tela blanca, de mejor calidad que la de los indios, finamente planchada, que suelta en faldas volantes, les llega hasta medio muslo. Un pantalón de dril o lienzo fuerte blanco, almidonado y planchado que termina en ancha boca de campana, pero que antes era angosto y les llegaba hasta los pies. Sandalia (alpargata) de lujo de buena piel, sujeta al tobillo con correas pespunteadas y charoladas y suela gruesa de dos o tres capas de cuerpo, que rechinan al andar.
Usan sombrero de paja tipo jipijapa o panamá, fabricado en el Estado; al hombro y sólo cuando hace un poco de frío, usan una vistosa cobija o jerga de vistosos colores y con flecos, llamada en el país con su nombre extranjero: "plaid".
La pechera de flamante camisa va sujeta con botones de oro, pendientes de una cadenilla del mismo metal que los une a todos por dentro de la camisa. Este es el traje de lujo de los mestizos.
El traje de trabajo, se compone de un calzón blanco de lienzo fuerte y camiseta de tela de algodón blanco o de un tejido de calceta o punto de media. Se ciñen, además, para el trabajo, un delantal de cotí (cottin) azul o a rayas: tela de lienzo grueso que se usa comúnmente para colchones.


El traje de la mestiza consiste en un huipil de batista de lino, de fino algodón de seda, siguiendo en todo el modelo de las indias: jubón cuadrilongo que cae volante, con dos aberturas laterales que por el ancho de la prenda simulan unas mangas cortas, quedando los brazos desnudos; un amplio escote cuadrado descubre la parte de pecho, dejando desnudo el cuello. Este escote, en sus orillas, lo mismo que los bordes de la camisa, va orlado de cenefas bordadas de vivos colores, en variadísimas labores, desde el bordado de punto de cruz (xokbil-chuy) y el de seda estilo inglés, hasta el de pinturas y miniaturas al óleo. En otros, el cuello es postizo, con flores estampadas y con encajes de Holanda y Chantilly. Les llega hasta media pierna y su borde inferior cae con gracia. El fustán, que se ciñe al talle y que sobresale bajo el huipil, tiene los mismos adornos y cenefas que éste y con él hacen juego, contemplándose ambos adornos uno debajo del otro.

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